Solo con 2 ingredientes, descubre cómo tienes que limpiar tus anteojos sin rayar sus cristales

Mantener los anteojos limpios y en buen estado no tiene por qué ser complicado ni costoso. Existe un truco casero muy simple, económico y efectivo que permite dejarlos como nuevos sin riesgo de rayarlos.

¿Cómo limpiar los anteojos sin rayarlos?

Esta técnica, aprobada por expertos en consejos del hogar, requiere solo elementos básicos que cualquiera puede tener en casa: agua tibia, jabón blanco en pan y papel absorbente. El procedimiento consiste en enjuagar primero los anteojos con agua tibia para eliminar restos de polvo, luego frotar suavemente los cristales con los dedos usando una pequeña cantidad de jabón blanco, y finalmente volver a enjuagarlos para quitar todo el jabón.

Para secarlos correctamente, se recomienda usar papel absorbente presionando suavemente sobre los cristales, sin frotar ni hacer movimientos circulares, lo cual podría rayarlos. De esta manera, se logra una limpieza profunda y segura que prolonga la vida útil de los anteojos sin necesidad de recurrir a productos especiales.

¿Cómo saber cuándo comenzar a utilizar anteojos?

Si experimentas síntomas como visión borrosa, dificultad para ver de cerca o de lejos, ojos cansados y enrojecidos, dolores de cabeza frecuentes, mareos o dificultad para ver líneas rectas, es posible que necesites anteojos. Estos signos pueden indicar problemas de refracción o fatiga ocular que requieren corrección.

La visión borrosa o doble, la necesidad de más luz para leer o la dificultad para percibir distancias son algunas de las señales que sugieren que tus ojos podrían necesitar apoyo visual. Si tienes cualquiera de estos síntomas o has notado un cambio en tu visión, es importante consultar a un oftalmólogo.

No usar anteojos cuando son necesarios puede provocar o agravar diversos problemas de visión, como fatiga ocular, dolores de cabeza y, en casos más graves, trastornos como cataratas o glaucoma. La falta de corrección adecuada obliga a los ojos a trabajar más para enfocar, lo que puede generar fatiga, irritación y enrojecimiento.

Además, el esfuerzo ocular constante puede desencadenar dolores de cabeza. La visión borrosa también dificulta realizar tareas cotidianas, como leer, conducir o trabajar, afectando el rendimiento personal y profesional. En particular, para quienes conducen, no usar gafas aumenta el riesgo de accidentes. A largo plazo, la ausencia de corrección puede contribuir al desarrollo de problemas más serios en la vista y, en niños, incluso provocar ambliopía. Asimismo, no usar anteojos puede acelerar el deterioro de problemas visuales existentes.

Un examen de la vista permitirá determinar si necesitas anteojos y qué tipo y graduación son los más adecuados para ti. No es recomendable intentar diagnosticar o tratar problemas de visión por cuenta propia, ya que esto podría empeorar la condición.