Si tus cuchillos no cortan "ni el agua", debes afilarlos con el truco de la taza
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Mantener los cuchillos afilados es esencial en la cocina, ya que facilita el corte de alimentos y previene accidentes. Aunque existen herramientas especializadas como piedras de afilado o afiladores eléctricos, hay trucos caseros que pueden lograr resultados similares con objetos comunes.
¿Cómo afilar cuchillos?
Uno de los métodos más efectivos para afilar cuchillos consiste en usar una taza de porcelana o cerámica. Simplemente se voltea la taza, se desliza el filo del cuchillo sobre el borde formando un ángulo de 20 grados y se repite la acción en ambos lados de la hoja hasta obtener el afilado deseado.
También se pueden emplear otros objetos como una botella de vidrio, pasando la hoja del cuchillo sobre su boca varias veces con precaución. Asimismo, una lima de uñas o un trozo de papel de lija pueden ser útiles para restaurar el filo. Otro truco consiste en doblar varias veces un trozo de papel de aluminio hasta formar un cuadrado y deslizar el cuchillo dentro y fuera, logrando así un mejor afilado.
¿Por qué los cuchillos pierden el filo?
Con el uso diario y el paso del tiempo, los cuchillos van perdiendo su filo debido a diversos factores como el desgaste, la corrosión, el rizado, el descantillado y la aparición de microchips en la hoja. El desgaste ocurre cuando el filo pierde su ángulo original, lo que incrementa la fricción y la fuerza necesaria para cortar.
La corrosión, causada por la exposición al calor, el agua, la sal y productos químicos, deteriora la hoja incluso si el daño no es visible a simple vista. Otro problema frecuente es el rizado o enrollado del filo, que sucede cuando se aplica demasiada presión sobre el borde de la hoja, haciendo que se doble hacia un lado.
Además, el descantillado puede provocar que el filo se astille o se rompa, especialmente si el cuchillo golpea superficies duras. Asimismo, la presencia de microchips en la hoja contribuye a la pérdida de nitidez. Para recuperar el filo de un cuchillo, se pueden emplear herramientas como afiladores manuales o piedras de afilar, ayudando a restaurar su funcionalidad y prolongando su vida útil.