No solo aportan belleza: los desconocidos beneficios de las plantas para el sistema nervioso

Incorporar plantas en los espacios interiores puede tener un gran impacto en el bienestar emocional y psicológico, mejorando la calidad de vida. Ya sea una de fácil cuidado, o especies más complicadas, las matas en tu hogar te traerán cientos de beneficios.

¿Qué beneficios tienen las plantas en mi sistema nervioso?

Diversos estudios han demostrado que el contacto con la naturaleza, incluso a pequeña escala, reduce significativamente el estrés. Durante miles de años, los seres humanos dependieron del entorno natural para sobrevivir, lo que explica la sensación de calma que experimentamos al estar cerca de elementos verdes.

Las plantas no solo embellecen el hogar, sino que también crean un ambiente más equilibrado y tranquilo, sirviendo como un refugio visual en un mundo urbano saturado de tecnología y ruido. Investigaciones científicas respaldan los beneficios de tener plantas en casa, como la reducción del estrés, el aumento de la productividad, el mejoramiento del sueño y el fomento de la creatividad.

Además, cuidar una planta promueve la atención plena, lo que ayuda a desconectarse de las presiones cotidianas y fomenta un sentido de propósito. Existen diferentes tipos de plantas que se adaptan a diversas condiciones del hogar, como la sansevieria, los pothos, los helechos y las suculentas, todas ellas con características que favorecen la relajación y la mejora del entorno.

¿Cómo relajar mi cuerpo en una crisis?

Para manejar momentos de crisis y relajar el cuerpo, existen diversas técnicas que pueden ser útiles. La práctica de ejercicio físico es una forma eficaz de reducir el estrés, ya que promueve la liberación de endorfinas que mejoran el estado de ánimo; actividades como caminar, bailar o nadar son buenas opciones.

La meditación también es beneficiosa, ya que permite enfocarse en el momento presente mediante la respiración o la repetición de palabras. Otra técnica efectiva es el escaneo corporal, que implica prestar atención a las sensaciones en distintas partes del cuerpo, ayudando a aliviar la tensión acumulada. Un baño tibio y la música relajante son métodos simples que contribuyen a calmar la mente y el cuerpo.

Además, el uso de imágenes guiadas, donde uno imagina un lugar tranquilo, puede generar sensación de paz. Escribir sobre las propias emociones ayuda a desahogarse y reducir la ansiedad, mientras que las afirmaciones positivas, como “lo que pasó en el pasado no define mi futuro”, fomentan pensamientos saludables.

Por último, realizar pequeñas acciones cotidianas ayuda a recuperar la sensación de control, lo que puede ser reconfortante en situaciones difíciles. Recuerda que tu cerebro aprende a repetición y mantenerlo en un buen estado implica practicar a diario.