Ni detergente ni bicarbonato: cómo hay que limpiar la heladera para que no se forme moho
La creatividad y la limpieza se han unido para crear un truco que está destinado a cambiar la forma en que cuidamos nuestra heladera. Un clásico ingrediente como la lavandina, que ha sido diseñado para reemplazar a otros productos, es una solución simple y efectiva para mantener nuestro electrodoméstico impecables. Con este producto, podemos decir adiós a los métodos tradicionales de lavado y dar la bienvenida a una nueva era en el cuidado del refrigerador.
La limpieza de la heladera ha experimentado una auténtica revolución gracias a la aparición de viejos productos que desafían las convenciones. La creatividad humana no tiene límites y, en el ámbito de la limpieza, esto se traduce en soluciones innovadoras y eficientes. Un claro ejemplo es un nuevo ingrediente que está causando furor en el mercado y que evita que se forme moho. Este producto ofrece una alternativa más sostenible y económica para el cuidado de este artefacto.
Limpieza de la heladera
Desenchufar la heladera es el primer paso para garantizar tu seguridad mientras trabajas en la limpieza. Vaciar completamente el interior es esencial; descarta todos los alimentos en mal estado. Retira los estantes y cajones para limpiarlos a fondo por separado. Prepara una solución desinfectante mezclando lavandina con agua.
Las proporciones exactas para la limpieza las encontrarás en las indicaciones del producto. Con una esponja mojada en esta solución, limpia a fondo el interior de la heladera, prestando especial atención a las juntas de goma de la puerta, donde suele acumularse suciedad. Deja actuar la solución durante unos 10 minutos para eliminar cualquier bacteria o hongo.
Luego de la limpieza, enjuaga todas las superficies con un paño limpio y húmedo. Seca completamente el interior con un paño seco y limpio. Coloca nuevamente los estantes y cajones en su lugar. Organiza los alimentos limpios y vuelve a conectar la heladera. Para evitar la formación de moho en el futuro, limpia regularmente tu heladera, especialmente después de derrames. Recuerda que una buena ventilación y una temperatura adecuada también contribuyen a mantenerla limpia y libre de olores.