Jardinería: aprende a usar manzana para darle vida a tu lavanda
Entre las plantas de exterior más hermosas, la lavanda tiene un lugar en el corazón de todas las personas gracias a su color y también a su agradable aroma. Perteneciente al género Lavandula, es una especie perenne apreciada por su fragancia floral y sus propiedades relajantes. Para disfrutar de sus beneficios, es necesario tener al ejemplar en óptimas condiciones y una formada de lograrlo es mediante un abono casero de manzana.
Esta planta tiene un fuerte poder ornamental. Sus tallos leñosos sostienen hojas estrechas y alargadas de un color verde grisáceo y cuando florece sus espigas desprenden un aroma característico.
Además, estudios aseguran que la lavanda cuenta con aceites esenciales ricos en compuestos como el linalool y el acetato de linalilo. Estos tienen efectos calmantes, antiinflamatorios y antisépticos. En consecuencia, la lavanda se utiliza en la elaboración de productos cosméticos, como jabones, cremas y aceites, así como en aromaterapia para aliviar el estrés y promover el sueño.
¿Cómo preparar un abono casero para la lavanda?
La lavanda es una planta relativamente fácil de cuidar. Prefiere suelos bien drenados y exposiciones soleadas, ya que la luz solar favorece la producción de aceites esenciales. Además, es un ejemplar resistente a la sequía y soporta temperaturas extremas, lo que la convierte en una planta ideal para jardines de bajo mantenimiento.
Y si deseamos que crezca de forma saludable y sus flores siempre se muestren radiantes, será necesario darle nutrientes a través de un potente abono casero de manzana. Expertos en jardinería recomiendan poner en práctica una opción nutritiva con las cáscaras de esta fruta. Al colocarlas en agua, se libera una mezcla rica en azúcares y vitaminas. Esta solución es ideal para fortalecer al ejemplar, más todavía cuando esté en proceso de recuperación o muestra signos de debilidad.