Esto le sucede a tu cuerpo cuando vas al baño con el teléfono
Usar el teléfono celular muchas veces puede ser un problema, desde dejar de prestarle atención a las personas que te hablan por estar en él, hasta afectar tu salud. Esto, aunque parezca una locura, se debe a que muchas personas pasan horas utilizándolo, sobre todo en el baño, y desconocen completamente cómo pueden afectarlos.
¿Por qué no se debe usar el teléfono en el baño?
Especialistas advierten sobre el riesgo de utilizar el teléfono en el baño para la salud. Permanecer sentado en el inodoro por más de diez minutos, especialmente mientras se utiliza un dispositivo móvil, aumenta la presión en la zona pélvica y puede desencadenar en problemas como hemorroides y debilidad en los músculos del suelo pélvico.
El diseño de los inodoros, que coloca el recto en una posición más baja y comprime los glúteos, dificulta el retorno de la sangre en las venas de esta área. Esta acumulación podría terminar en problemas vasculares. Especialistas recomiendan limitar el tiempo en el baño a entre cinco y diez minutos, destacando que el uso de celulares fomenta la distracción y prolonga innecesariamente la estancia.
Además de las hemorroides, este hábito puede causar dolor y debilitar los músculos del suelo pélvico, incrementando el riesgo de incontinencia a largo plazo. Por ello, los especialistas sugieren evitar dispositivos móviles durante estas visitas, adoptar una postura adecuada y moverse regularmente para favorecer la circulación.
¿Por qué no se debe usar el teléfono en exceso?
El uso excesivo de dispositivos electrónicos, como el teléfono, puede ocasionar molestias temporales en la vista. Entre los síntomas más comunes se encuentran ojos secos, visión borrosa, sensación de arenilla, ardor, enrojecimiento ocular, lagrimeo, intolerancia a la luz, dolor de cabeza e irritabilidad visual. Estas molestias surgen principalmente por la luz emitida por las pantallas y el esfuerzo constante que los ojos realizan para enfocar.
Para prevenir estos problemas, es importante adoptar hábitos saludables. Se recomienda reducir el tiempo frente a la pantalla, evitar usar dispositivos en lugares oscuros, parpadear con regularidad y colocar la pantalla de forma perpendicular a las ventanas para evitar reflejos.
Además, es útil apartar la vista cada 30 minutos, mantener una distancia adecuada de entre 40 y 70 centímetros respecto a la pantalla, y utilizar filtros antirreflejantes, además de ajustar la intensidad de la luz para evitar un brillo excesivo. Estos cambios pueden aliviar las molestias y proteger la salud visual.
Para seguir cuidando de tu salud, también tienes que tener en cuenta cómo manejar tu entrenamiento, sobre todo evaluando tu ciclo menstrual. Si sientes alguna molestia o dolor durante tus prácticas, recuerda consultar con un doctor.