Esta es la manera correcta de limpiar la cama de tus mascotas, según expertos
Cuidar de tus mascotas no solo se trata de quitarle las pulgas y llevarlo al veterinario, sino también prestarle atención a sus espacios, como camas o "cuchas" y limpiarlas de manera correcta. Recuerda hacerlo de manera regular y utilizando productos que sean aptos para contacto con animales.
¿Cómo limpiar la cucha de mis mascotas?
Mantener limpia la cama de las mascotas es esencial para su comodidad y salud, ya que evita la acumulación de bacterias, hongos, ácaros y suciedad que podrían provocar alergias, infecciones o problemas respiratorios. Nuestros amigos de cuatro patas, especialmente cachorros y animales mayores, son más vulnerables a estos riesgos, por lo que un ambiente higiénico es crucial.
Para limpiar la cama, se deben retirar restos visibles como pelos o comida, lavar fundas y mantas regularmente con detergente suave y agua caliente, y desinfectar la base con una solución de agua tibia y vinagre blanco, evitando productos tóxicos. Es importante aspirar semanalmente, secar bien la cama tras la limpieza y cepillar a la mascota para reducir la caída de pelo.
Además, la cucha debe ubicarse lejos de zonas húmedas y se recomienda desinfectar juguetes y accesorios. Según expertos, la limpieza debe realizarse al menos una vez al mes, con mayor frecuencia en casos de mayor uso o condiciones especiales.
¿Cómo saber si mi mascota está enferma?
Para identificar si tu mascota está enferma, es importante observar ciertos síntomas que podrían indicar un problema de salud. Entre ellos se encuentran el letargo, que se manifiesta como apatía, depresión o un exceso de sueño, y la pérdida de peso o falta de apetito.
Otros signos incluyen vómitos repetidos, especialmente si contienen sangre, diarrea o dificultades para defecar, y un aumento anormal en la sed. También puede haber dificultades para orinar, presencia de sangre en la orina, fiebre con una temperatura superior a los 39°C, tos, dificultad respiratoria o ronquidos frecuentes.
Cambios en la piel o el pelaje, como comezón, erupciones, bultos o pérdida de pelo, así como problemas neurológicos, como convulsiones, desorientación o debilidad en las extremidades, son señales de alerta. Si tu mascota presenta alguno de estos síntomas, es fundamental acudir al veterinario para una evaluación profesional.