El truco de expertos en jardinería para ahuyentar a las hormigas de jardín y cuidar de tus plantas
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Las hormigas pueden convertirse en un problema en el jardín, no porque dañen directamente las plantas, sino porque favorecen la proliferación de plagas como los pulgones. Para mantenerlas alejadas sin recurrir a productos químicos, existen varias soluciones caseras efectivas.
¿Cómo alejar a las hormigas de mis plantas?
El vinagre blanco es una de las opciones más recomendadas, ya que su olor desorienta a las hormigas. Basta con mezclarlo con agua y rociarlo en las zonas afectadas. Otro método eficaz es el café molido, cuyo aroma repele a estos insectos y, además, enriquece el suelo. La canela en polvo también funciona como barrera natural al esparcirla en los caminos de las hormigas.
El agua con jabón es otra alternativa sencilla, ya que interfiere con su movilidad y las elimina de manera segura. También se pueden usar hojas de menta o eucalipto, ya sea colocándolas alrededor de las plantas o preparando una infusión para rociarlas.
Otra opción es esparcir trocitos de ajo por encima del sustrato o incluso frotarlo sobre el tallo. También puedes probar a usar limón y agua. Su amargura les resulta muy molesta a las hormigas, así que con este producto conseguirás ahuyentarlas.
Para quienes buscan soluciones innovadoras, el talco bloquea los orificios respiratorios de las hormigas, mientras que la mezcla de bicarbonato de sodio con arroz afecta su ecosistema y digestión. Finalmente, barreras físicas como cáscaras de huevo trituradas o tierra de diatomeas pueden impedir su paso.
¿Cómo afectan las hormigas a mis plantas?
Las hormigas pueden tener tanto efectos beneficiosos como perjudiciales en las plantas. Entre los aspectos positivos, ayudan a airear el suelo, incorporan nutrientes, dispersan semillas, descomponen materia orgánica, polinizan algunas especies y controlan ciertas plagas.
Sin embargo, también pueden transmitir enfermedades, dañar raíces e incentivar la proliferación de pulgones al alimentarse de su melaza.
Para mantenerlas alejadas, se pueden emplear métodos naturales como ajo o menta, rociar una mezcla de limón y agua, usar tierra de diatomeas o incluso inundar sus nidos.
También existen insecticidas como cebos y aerosoles. Antes de actuar, es fundamental determinar si las hormigas representan una amenaza para las plantas o si, por el contrario, están ayudando al ecosistema del jardín.