El jugo de esta fruta es un potente antioxidante que reduce la presión arterial
Hay varias frutas y verduras que nos ayudan a mantenernos saludables y controlar nuestros niveles de colesterol, pero también a combatir la presión arterial. Como si esto fuera poco, existe un jugo que, si lo bebes todos los días, no solo contribuirás a tu sistema inmunológico, si no que olvidarás para siempre los problemas mencionados.
¿Qué jugo de frutas reduce la presión arterial?
Los arándanos, un alimento que, además de ser delicioso, aporta numerosos beneficios para la salud. Esta fruta es ideal para consumir fresca o en jugos naturales, especialmente en verano, por su alto contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes que favorecen la hidratación y energizan el cuerpo.
El jugo de arándanos fortalece el sistema inmunológico gracias a su alto contenido de vitamina C, que promueve la producción de glóbulos blancos y mejora la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y resfriados. También ayuda a prevenir infecciones urinarias, ya que contiene compuestos que evitan que las bacterias se adhieran a las vías urinarias, facilitando su expulsión.
Otro beneficio de beber el jugo de este fruto es su capacidad para reducir la presión arterial y mejorar la salud cardiovascular, gracias a sus antioxidantes y antiinflamatorios que mejoran la función de los vasos sanguíneos y reducen el colesterol malo (LDL). Además, los arándanos poseen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y ayudan a mejorar la función cerebral y controlar los niveles de azúcar en sangre. Se recomienda consumir jugo de arándanos sin azúcar añadida para maximizar sus beneficios.
Además, prepararlo es fácil: se mezclan arándanos frescos o congelados con agua y, opcionalmente, miel o stevia. Se sugiere lavar las frutas adecuadamente antes de consumirlas, ya sea enjuagándolos con agua fría o utilizando vinagre blanco para una limpieza más profunda.
¿Qué es la presión arterial?
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias durante su circulación por el cuerpo, y su medición se realiza en milímetros de mercurio (mm Hg). Este indicador se expresa mediante dos valores: la presión sistólica y la presión diastólica. La presión sistólica representa la fuerza máxima de la sangre cuando el corazón se contrae para bombearla, mientras que la presión diastólica refleja la presión mínima cuando el corazón está en reposo entre latidos.
Por ejemplo, si una persona tiene una presión arterial de 120/80 mm Hg, significa que su presión sistólica es de 120 mm Hg y su presión diastólica es de 80 mm Hg. Cuando estos valores superan los niveles normales, se habla de hipertensión o presión arterial alta, una afección que puede ocasionar daños graves en órganos vitales como el corazón, los riñones, los ojos y el cerebro.
Para mantener la presión arterial bajo control y reducir los riesgos asociados, es fundamental adoptar ciertos cambios en el estilo de vida. Entre las medidas más recomendadas están la pérdida de peso, la eliminación del consumo de tabaco, la reducción de la ingesta de sodio y grasas, y, en algunos casos, el uso de medicamentos antihipertensivos prescritos por un profesional de salud.