Aprueban el consumo de harina de gusano: qué nutrientes aporta y en qué alimentos se utiliza
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La Unión Europea ha aprobado el uso de harina de gusano tratada con luz ultravioleta en la producción de alimentos, tras un exhaustivo proceso de evaluación de seguridad realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Este alimento, derivada de las larvas del escarabajo de la harina (Tenebrio molitor), se obtiene mediante un proceso de cría controlada, deshidratación y molienda, seguido de un tratamiento con radiación UV para eliminar patógenos y aumentar su contenido de vitamina D3.
¿Es beneficiosa la harina de gusano?
La aprobación de la harina de gusano responde a la necesidad de fuentes de proteína más sostenibles, ya que la producción de insectos requiere menos recursos y genera menor impacto ambiental que la ganadería tradicional. Aunque su consumo es seguro, su uso en los alimentos debe estar claramente indicado en el etiquetado, y las cantidades permitidas están reguladas, con límites específicos según el tipo de producto.
Los insectos ofrecen beneficios nutricionales como proteínas, grasas saludables y minerales. Su consumo solo es recomendable cuando se cumplen estrictos controles sanitarios para evitar riesgos de contaminación o reacciones alérgicas.
¿Comer insectos es malo?
El consumo de insectos se presenta como una alternativa nutritiva y sostenible a la carne tradicional, ya que son ricos en proteínas, fibra, grasas saludables y minerales como zinc, calcio e hierro. Además, su producción genera un menor impacto ambiental al requerir menos agua y emitir menos gases de efecto invernadero que la ganadería.
Sin embargo, también implica ciertos riesgos, ya que algunos insectos pueden contener sustancias antinutritivas o tóxicas que dificultan la absorción de nutrientes, estar contaminados con químicos o parásitos, o provocar reacciones alérgicas en personas sensibles a crustáceos, moluscos o ácaros del polvo. A pesar de ello, ingerir accidentalmente un insecto no suele representar un peligro, ya que el sistema digestivo se encarga de descomponerlo y eliminarlo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha promovido el consumo de insectos como una estrategia para combatir el hambre. Además, en la Unión Europea, su comercialización ha sido autorizada desde 2021, comenzando con la aprobación de los gusanos de la harina.